En Progreso
LA DANZA CONTEMPORÁNEA EN JAPÓN EN LOS 80
Por Miyabi Ichikawa (publicado originalmente en 1990 por la Fundación Japón)
El mundo de la danza en Japón es excepcionalmente activo, posiblemente con más funciones de danza extranjera que París o Nueva York y con presentaciones diarias de danza contemporánea japonesa. Tokyo tiene cinco grandes compañías de ballet que presentan obras de coreógrafos extranjeros tales como G. Balanchine, A. Tudor y M. Bejart, al igual que coreografías japonesas. También hay presentaciones regulares de estilos tradicionales japoneses como Bugaku, Jiuta-mai, Noh y Kabuki. Tal vez no haya en el mundo otro lugar en el que se puedan encontrar tantos tipos diferentes de danza.
Cuando era estudiante universitario me enseñaron que Japón, por ser el lugar más remoto en el continente Eurasiático, es un país que juega un papel conservador al mantener las artes con vida; un país en el que los cambios innovadores son raros, pero en el cual las artes, una vez establecidas, no se pierden ni se olvidan. Bugaku llegó a Japón proveniente de Tíbet, India, Mongolia, China y Corea hacia el siglo VII y se ha conservado desde entonces en lugares como el Templo Tennoji en Osaka, el Kunai-chô (Agencia para los Asuntos de la Casa Imperial), y en templos locales. Noh, que se desarrolló a partir de las danzas recitativas de China, se convirtió en una forma de arte hacia el siglo XVI y fue patrocinado por los samurais y los aristócratas, y se sigue presentando en la actualidad. Sobra decir que en Japón existe un gran número de estilos de danza.
Aunque existe una gran actividad en la danza en Japón, prácticamente no existe información sobre esta en otros países. Revistas extranjeras sobre danza, como por ejemplo publicaciones norteamericanas como Dance Magazine, Dance Scope, y Dance Perspective, son bastante conocidas y ampliamente leídas por críticos de danza japoneses. Yo no soy un lector exhaustivo pero he leído la dura crítica de Jack Anderson sobre la función de Min TANAKA en el BAM (Academia de Música de Brooklyn) en 1989 y el reportaje de Jennifer Dunning en el New York Times sobre la reciente controversia y las manifestaciones públicas que se generaron a raíz del anuncio de Bessie Schonberg, quien dijo que la compañía de tabaco Phillip Morris estaba dando apoyo económico para la realización de un taller de danza-teatro. Personalmente leo con regularidad Dance Magazine (U.S.A.), Ballet Internationale (Alemania) y Pour la Danse (Francia) y creo que esto es importante para conocer sobre lo que ocurre en el exterior. Las noticias sobre el mundo de la danza provienen principalmente de Europa y los Estados Unidos, prácticamente sin información sobre el Tercer Mundo, incluyendo África y Sur América. El Tercer Mundo es una región donde la cultura del cuerpo toma precedente sobre la cultura creada por el lenguaje; sin esfuerzo publicitario la cultura dancística de estos países, tal parece, no toma la forma de información, de tal forma que no nos llega a través de los medios verbales y visuales normales. En forma similar es muy poca la información que obtenemos sobre la danza contemporánea de los países asiáticos. Noticias sobre países en los que el inglés es un idioma común, como Filipinas o Singapur, son fáciles de obtener, pero muy pocos en Japón pueden leer las publicaciones sobre danza de China y Corea las cuales aparecen en idiomas locales. Aunque nuestros países son vecinos conocemos muy poco sobre los trabajos de danza que allí se realizan.
Casi lo mismo se puede decir de la relación entre Japón, por un lado, y los Estados Unidos y Europa por el otro, pero el problema aquí es simplemente de idioma. Japón tiene un par de revistas de danza, Dance Magazine y Dance Now, al igual que los boletines semanales On Stage y Music and Dance News, pero estas publicaciones no son leídas por críticos o productores norteamericanos o europeos, ya que desafortunadamente son impresas solo en japonés. El fluido de información es de 200 a 1 en favor de los Estados Unidos; es decir que Japón recibe cerca de 200 veces más de información de los Estados Unidos de la que Estados Unidos recibe de Japón. En 1989 escribí sobre danza japonesa para tres revistas extranjeras, Ballet Internationale, Note, y World Ballet and Dance, en los tres casos en idiomas diferentes al japonés, pero naturalmente esta breve introducción de la danza contemporánea en Japón no fue exactamente la más adecuada. La revista alemana Ballet Internationale tiene textos tanto en alemán como en inglés, de tal forma que los reportajes sobre las actividades de Pina Bausch y del Tanz Theater alemán están disponibles para todo el mundo en dos idiomas. Recientemente la revista berlinesa de danza Tanz Actuell ha empezado a aparecer en dos idiomas. Al mismo tiempo que mantienen al mundo al corriente de los desarrollos de la danza alemana, estas publicaciones también son importantes como información sobre cómo los críticos alemanes evalúan y discuten sobre la danza del resto del mundo.
En Japón todavía no existe una revista bilingüe japonés-inglés sobre danza, lo que hace imposible informar al mundo acerca de lo que está ocurriendo en Japón. De hecho uno siente que la mayoría de lo que el mundo conoce sobre la danza japonesa está basado en rumores, auto-promoción o comercio vulgar. Con el propósito de resolver el problema de carencia de información, la Fundación Japón inauguró en 1988 una publicación en inglés sobre las artes escénicas, pero la entrega anual todavía no se puede decir que sea la más adecuada.