En Progreso
EL TEATRO MODERNO JAPONÉS HASTA 1960
por Brian Powell ©
Universidad de Oxford
Parte I
La historia del teatro moderno en Japón se inicia con el rompimiento del monopolio virtual del hermético mundo del teatro Kabuki en las décadas de 1870 y 1880. El camino estaba abierto para los desafíos de los actores que previamente habían sido excluidos del mundo del Kabuki. Comenzando en 1888 un grupo de actores inexpertos alcanzó una popularidad asombrosa con pequeños entremeses satíricos sobre eventos políticos. La actuación, relativa al Kabuki, era realista y desinhibida. Este trabajo fue desarrollado aun más por un actor y dramaturgo emprendedor, Otojiro Kawakami (1864-1911) quien a mediados de la década de 1890 tomó al mundo del teatro de Tokio por sorpresa al presentar piezas patrióticas sobre el tema de la primera guerra moderna de Japón (contra China, 1894-5). Kawakami también se involucró con otros actores y actrices que no pertenecían al Kabuki (las actrices habían sido prohibidas desde 1629) en un género de teatro que se conoció como Shinpa (o Shimpa). El nombre de este tipo de teatro tiene importancia ya que significa "Nueva Escuela", opuesta a la "vieja escuela" que era el Kabuki. Este teatro relativamente realístico tomó como tema central algunos de los problemas sociales e interpersonales creados por la cambiante sociedad, cuando surgir en el mundo (ahora que el viejo sistema de clases había sido desintegrado) era el sueño de cada hombre y cuando las relaciones personales tenían que sacrificarse con frecuencia por su causa. Shinpa se hizo muy popular y a comienzos de la década de 1900 amenazó con eclipsar al Kabuki.
Shinpa era nuevo y por un momento incluso fuerte, pero el teatro Kabuki era todavía una presencia aplastante en el teatro japonés y Shinpa comenzó a adquirir varias de sus características. Sus escritores todavía escribían específicamente para los actores y ocupaban una posición baja en la jerarquía teatral, como ocurría con los escritores de Kabuki. Sin embargo, por esta época se estaba introduciendo el teatro occidental y traduciendo literatura, y figuras literarias japonesas en forma sin precedente estaban discutiendo sobre el tema como si fuera un arte serio. Los intelectuales japoneses que visitaban occidente pudieron ver la multiplicidad de mensajes que se podían transmitir al público a través de los actores durante esta época excitante del teatro europeo. Fueron los intelectuales los que dieron otro paso hacia la modernidad del teatro japonés.
Shoyo Tsubouchi (1859-1935), un académico y el primer gran traductor de Shakespeare de Japón, y un colega más joven, Hogetsu Shimamura (1871-1918), crearon una sociedad intelectual llamada Bungei Kyokai (Sociedad de Artes Literarias) que se estableció inicialmente en la Universidad Waseda, la cual se convirtió posteriormente en uno de los dos grupos a los que se les acredita la creación de Shingeki en Japón. La palabra Shingeki literalmente quiere decir "Nuevo Teatro" o "Nuevo Drama" y es el término usado para referirse al teatro desarrollado bajo la influencia del teatro occidental (incluyendo tanto las obras como la práctica teatral) y también como una reacción en contra de los entonces muy comercializados géneros de Kabuki y Shinpa. Los pioneros de Shingeki, como los novelistas y poetas de la misma época, consideraban a la formas de arte tradicional como incapaces de reflejar los rápidos cambios en la sociedad, la identidad personal y la estructura económica y política que los japoneses estaban experimentando.
El otro grupo, Jiyu Gekijo (Teatro Libre, llamado así a propósito como un eco de movimiento del teatro libre en Europa) fue creado por Kaoru Osanai (1881-1928), quien unos años antes en 1906 había sido importante en la introducción de las obras de Ibsen a Japón, y el actor de Kabuki Sadanji Ichikawa II (1880-1940), quien había tenido la oportunidad de ver teatro en vivo en Londres y París. Los cuatro líderes de Bungei Kyokai y Jiyu Gekijo tenían claro que querían forjar un nuevo tipo de actuación, relativamente libre de los patrones establecidos del Kabuki. Bungei Kyokai hizo esto al entrenar a actores estudiantes sin experiencia para convertirlos en profesionales; Jiyu Gekijo trató de reentrenar actores profesionales de Kabuki, esperando que estos abandonaran el estilo físico de actuación fuerte en el cual habían sido entrenados rigurosamente con anterioridad. Los dos grupos presentaron una variedad de obras de Shakespeare y de teatro europeo, al lado de un número limitado de obras japonesas escritas principalmente bajo la influencia del naturalismo o del simbolismo occidentales.
La década de 1910 fue un período muy activo para el teatro japonés: aparte del insipiente movimiento Shingeki, estos años vieron un revivir del Kabuki, que había estado un poco en declive desde los primeros años del siglo XX, además de la aparición de muchas obras nuevas, lo que fue estimulado principalmente por actores jóvenes y progresivos del Kabuki, y la evolución de nuevos métodos de administración y de práctica teatral. Shochiku, el conglomerado del entretenimiento que ahora prácticamente monopoliza el Kabuki, estuvo muy activo durante esa década, al construir el magnifico Teikoku Gekijo (Teatro Imperial) en 1911 y adquiriendo en 1913 el hogar del Kabuki, el teatro Kabuki-za (antecesor del edificio actual). Durante este período actores y actrices de diferente proveniencia estaban interpretando obras contemporáneas europeas y japonesas en un número de espacios escénicos diferentes. Todavía eran muy pocas las actrices, pero la causa de las mujeres en el escenario fue apoyada en gran medida por una actriz de extraordinaria presencia escénica quien dominaba la atención del público teatral durante más de una década (Sumako Matsui, 1886-1919).
Nakamura Kichizo (1877-1941), cuyas obras en la primera parte de la década de 1910 fueron claramente influenciadas por Ibsen, tuvo algo de éxito con Kamisori (Máquina de Afeitar, 1914) que enfatizaba las desigualdades causadas por nacimiento y ambientes incluso en la nueva Japón meritocrática. Esta obra fue presentada tanto por el Shingeki como por el Kabuki. En 1920 tuvo un triunfo con Ii Tairo no Shi (Muerte de Ii el Regente) en la cual su fervor naturalista había madurado en una forma de escribir histórica bien versada e intermitentemente llena de vida, un género que fue muy importante en el teatro japonés del siglo XX. Las obras históricas son el alimento básico de lo que llegaría a ser conocido como Shin-Kabuki (nuevo Kabuki), obras escritas en el período moderno especialmente para el teatro Kabuki. Kido Okamoto (1872-1939) escribió Shuzenji Monogatari (La Historia del Templo Shuzen, 1911) para Sadanji Ichikawa II en una forma popular y esta obra se convirtió en un favorito del Shin-Kabuki, tanto que se presenta aun hoy en día. El romanticismo moderno de los sentimientos bondadosos del shōgun por una nueva amante y el sacrificio de esta ultima como resultado del arte que tiraniza al artista, proporcionó algo nuevo a una historia ubicada en un período familiar. Chichi Kaeru (El Retorno del Padre, 1920) de Kan Kikuchi (1888-1948) demostró al público receptivo las complejas emociones que surgen en una familia debido al retorno del padre indigente, quien los abandonó veinte años atrás. Los escritores japoneses descubrieron durante la década de 1910 que la vida moderna japonesa y la historia premoderna proporcionaban una amplia gama de temas para obras que serían del gusto del público en una variedad de estilos escénicos.
A comienzos de los años 20 el espectador japonés tenía una amplio rango de posibilidades teatrales. Aparte de los géneros clasicos como el Noh, el teatro de titeres Bunraku y el repertorio clasico del Kabuki, podia ver nuevas obras interpretadas en Shingeki, Shimpa, Kabuki y Shinkokugeki. Este último (que quiere decir 'nuevo teatro nacional') era en realidad una compañía que estaba bajo la direccion del carismático lider Sawada Shojiro (1892-1929), quien posisionó a la compañía entre el realismo del Shingeki (su realismo en los combates con espadas eran especialmente apreciados comparados con las estilizaciones del Kabuki) y el estilo de presentacion del Kabuki. La comedia, todavía no considerada como una corriente teatral principal a pesar de la venerable historia del Kyōgen, se había desarrollado en la zona de Osaka y estaba disponible con regularidad para el público de Tokio en esa época gracias al actor/escritor/director Soganoya Goro (1877-1948), cuya compañía combinaba ingenio con contenido social. También de vez en cuando era posible ver teatro musical dramático interpretado por Takarazuka Shojo Kageki (Opera Takarazuka de Chicas), una compañía netamente femenina fundada en medio de un derroche de publicidad en 1913 por uno de los primeros empresarios teatrales del Japón, Kobayashi Ichizo (1873-1957). Como un nuevo concepto en contraposición a la historia del teatro tradicional netamente masculino del Japón, Takarazuka comenzó como un entretenimiento familiar en el complejo turistico de Takarazuka cerca a Osaka y se convirtió en una compañía tremendamente popular a nivel nacional.
Sin embargo, los años 20 pertenecen al Shingeki, ya que este género se estableció con fuerza en el teatro japonés y al mismo tiempo logró seguir un camino que lo condujo a su destrucción. En 1924 el primer teatro moderno del Japón, el Tsukiji Shogekijo (Pequeño Teatro Tsukiji) abrió sus puertas al público con un programa compuesto de tres obras de Reinhart Goering, Anton Chekhov y Emile Mazaud. Buscando la actuación expresiva realista en el sentido más amplio (lo suficientemente amplia como para incluir a Goering), los líderes de la compañía (de nuevo Osanai Kaoru y un colega más joven y radical, Hijikata Yoshi -1898-1959) rechazon las obras japoneses durante los primeros dos años. Este pequeño teatro era tan moderno en su arquitectura, equipamiento y perspectiva general como muchos teatros de este tipo en Europa, y los dramaturgos japoneses en proceso de maduración se indignaron por su exclusión. A partir de 1926, el teatro Tsukiji Shogekijo representó obras japonesas y animó a dramaturgos como Mushanokoji Saneatsu (1885-1976), un humanista tolstoiano cuyas obras optimistas habían despertado cierto interés en la década anterior. Su Aiyoku (Pasión) causó sensación en el Tsukiji Shogekijo en 1926, ya que el público respondió a la representación realista de la pasión desmedida de dos hermanos por la misma mujer. Sin embargo, Fujimori Seikichi (1892-1977), un dramaturgo de izquierda más representativo del repertorio de la compañía en aquella época, cuya obra Nani ga Konojo o So Saseta ka (¿Qué le hizo hacerlo?, 1927), sobre una niña huérfana provocada por los miembros respetables de la sociedad que son responsables de ella, confirmó a un grupo creciente de escritores e intelectuales marxistas la potencialidad del drama revolucionario.
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