En Progreso
EL TEATRO MODERNO EN JAPÓN - Un siglo de cambio y continuidad
por Brian Powell ©
Universidad de Oxford
Publicado en inglés en 2002 por Japan Library, Taylor & Francis Group
Capítulo 5: Teatro Movilizado
Lo que le ocurrió al teatro durante la guerra en Japón es poco sorprendente. El estado japonés tenía experiencia en controlar el teatro y en suprimir aquellos elementos que parecieran hostiles y potencialmente peligrosos para el establecimiento. 1 El sistema de censura teatral fue construido de tal forma que pudiera infligir el máximo daño financiero a cualquier compañía lo suficientemente temeraria como para arriesgarse a despertar su ira. Se arrestaba a gente de teatro que fueran tan temerarios como para mantener sus creencias de izquierda, algunos de ellos varias veces, durante la década de 1930. Como una institución y como un colectivo de individuos, el teatro era vulnerable en aquella época de un aumento en el énfasis en la conformidad con los objetivos nacionales. Aquellos responsables de los diferentes géneros del teatro japonés conocían bien qué tan duro podría ponerse su ambiente operativo, incluso en época de paz, y no había incentivo para pasar más allá de los límites que sabían que serían aceptables. Quizas Shinkyou y Shin Tsukiji, ya fuera por inclinación o por asociación, podrían haber sugerido a su público que las políticas del gobierno podrían ser cuestionadas, pero estos ya no existían. De las grandes compañías de teatro solamente Zenshin-za tenía un trasfondo ideológico comparable, pero hacia 1940 ya no era considerado como sospechosa por las autoridades. En dicho año participó en un extenso festival de teatro para conmemorar los 2600 años de la fundación del estado japonés y obtuvo un número de premios.
No es que una postura anti-izquierdista garantizara inmunidad frente a la interferencia. Bungaku-za también participó en el festival de teatro, con la aprobación de la estación de Kanda, según se reportó, en cuya área está localizada la oficina de Bungaku-za. (Kitami 1963: 112) (Casualmente, una de sus presentaciones en el festival fue la primera transmisión televisiva fuera de Japón). No solo eso, sino que cuando la Asociación de Asistencia al Gobierno Imperial (Taisei Yokusan-kai) fue establecida por el gobierno en octubre de 1940 para fomentar el apoyo a las políticas nacionales en todo el país, Kishida Kunio de la compañía Bungaku-za se convirtió en el primer director de su Sección Cultural. A pesar de esta aparente identificación con las políticas en época de guerra, un integrante de Bungaku-za fue advertido por alguien de la Policia Superior Especial de que ellos no serían complacientes. Tal vez ellos no eran de izquierda pero sí liberales y que por eso mismo serían sospechosos. Las obras francesas que Bungaku-za representó, al tiempo que parecían inofensivas, implicaban relaciones personales y una visión de la vida que ya eran inaceptables. Más tarde durante la guerra todas las obras extranjeras estaban prohibidas y se desalentaba su producción.
Al tiempo que el gobierno estaba convencido de las cualidades potenciales subversivas del teatro, también veían al teatro como algo que podría contribuir positivamente a los cambios sociales que eran necesarios en tiempo de guerra. Los poderes persuasivos del teatro podrían ser canalizados para elevar y mantener la moral. Aunque no sea a ese nivel, el teatro podría al menos proporcionar consuelo y confort en una época en que se pedía sacrificios de todos. De esta forma el teatro tenía un papel qué cumplir durante la guerra en Japón.
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